El Gran Torneo del Castillo de Chocolate
El Gran Torneo del Castillo de Chocolate
En un reino delicioso, donde los ríos eran de miel y las montañas de algodón de azúcar, se alzaba el majestuoso Castillo de Chocolate. Sus torres eran de chocolate con leche, sus muros de chocolate blanco y oscuro, y en su interior se encontraba la pista de carreras más dulce del mundo.
Cada año, el rey de los dulces organizaba el Gran Torneo de Carreras Caramelo, donde los corredores competían en autos hechos de golosinas. El ganador recibía la Copa de Dulce Dorado, un trofeo relleno de chispas de chocolate mágicas.
Ese año, Sailyn y su papá decidieron competir. Sailyn eligió un veloz auto de gomitas de fresa con ruedas de donas glaseadas, mientras que su papá construyó un bólido de turrón y caramelo crujiente con un motor impulsado por chicles explosivos.
Cuando sonó la campana de chocolate, los autos arrancaron a toda velocidad por la pista de azúcar glas. Los corredores esquivaban charcos de jarabe de maple, saltaban sobre rampas de malvaviscos y atravesaban túneles de regaliz.
Sailyn iba en la delantera, pero su papá la alcanzó en una curva resbaladiza de chocolate derretido. Ambos aceleraron, sus autos dejando una estela de chispas de azúcar en el aire.
En la recta final, Sailyn recordó un truco especial: presionó un botón en su auto y liberó un turbo de caramelo efervescente. Su vehículo salió disparado como un cohete y cruzó la meta justo antes que su papá.
¡Sailyn había ganado la Copa de Dulce Dorado! El público lanzó confeti de galleta y chispas de colores mientras ella levantaba su trofeo con orgullo.
Su papá se acercó y, con una gran sonrisa, le dijo:
— ¡Fue una carrera increíble! Te lo mereces, campeona.
Y así, en el Castillo de Chocolate, Sailyn y su papá celebraron con una gran fiesta de postres, recordando siempre que la diversión y la amistad son más dulces que cualquier premio.
Fin
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